A la saga del libro titulado Emociones en Chile contemporáneo (Metales Pesados, 2019), en esta segunda publicación del Grupo de Investigación en Emociones y Sociedad (GIES), serán los procesos subjetivos ligados al estallido social y al desarrollo de la pandemia del Sars-Cov-2 los ámbitos a tratar. Emociones y pandemia: esbozos de la incertidumbre es un ejercicio colectivo de producción de conocimiento que persigue aportar elementos para la disputa del sentido de las emociones en la vida actual, complejizando su emergencia y llevándolas al terreno de lo social, des-individualizadas y des-mercantilizadas.
El libro está compuesto por 14 artículos de 13 autores asociados al Grupo de Investigación en Emociones y Sociedad, que surge el 2013 para investigar la condición social de las emociones. El volumen destaca por documentar una encrucijada histórica inusual de la sociedad chilena, un tránsito extremo contenido en unos meses: el paso de la explosión de emociones de la revuelta popular de octubre de 2019 a su literal opuesto, las emociones sofocadas por la pandemia mundial que arriba a Chile en marzo del 2020. La publicación cubre el miedo inherente transmitido desde la dictadura a la eterna transición de los 30 años hacia un estallido de emociones que, desde la rabia y el deseo de cambio social inmediato, vuelve a nuevos miedos, en un proceso de menos de 5 meses.
Un primer argumento que cruza a varios autores es la descripción crítica del estado emocional de la población chilena antes del estallido y lo que expresa afectivamente este último. Una “represión emocional” de tres décadas de “subjetivación neoliberal” da cuenta del sentimiento básico de decepción por una promesa incumplida ante la “alegría” que nunca llegó, bajo una biopolítica de manejo neoliberal sobre conductas y emociones, siendo las más reconocible el “estrés, agobio y depresión”.
Al llegar marzo 2020 y una última marcha multitudinaria feminista, los artículos dan cuenta del brusco paso a la pandemia o “la brutalidad de la transición entre los dos cambios de régimen emocional”. Aquí aparece uno de los argumentos más desarrollados del libro para interpretar desde las emociones estos dos acontecimientos críticos y consecutivos en Chile. Las emociones se entrelazan con estructuras y relaciones sociales en esta “distópica franja de tierra” para revelar en tanto o mayor grado que la revuelta al neoliberalismo y su manejo de conductas y emociones. Se examina el programa de gobierno que el presidente y hombre de negocios Sebastián Piñera instala a un par de meses de comenzada la pandemia, llamado SaludableMente, que reconocía y promovía a su vez la generación de “temores y angustias…y muchas veces soledad”. Sin embargo, como dice un autor a partir del sentido común, “[a]lgunas personas manejan sus emociones mejor que otras”. Las directrices gubernamentales apelan a un “tratamiento individualizante” y un “autocuidado” para que el chileno siga siendo, ahora más que nunca, un “empresario de sí mismo” y administre “aptitudes, destrezas, conocimientos para el manejo afectivo”. El libro describe la creación de “incertidumbres”, como dice en el título, por un gobierno que juega con “nomenclatura tecnocrática”, apropiadamente neoliberal, para paliar la crisis sanitaria y económica a través de subsidios “diseñados para el 20 del 50 del 80 por ciento más necesitado”, exacerbando aún más “la desesperanza, la angustia y la depresión” propias de los 30 años. Se agregan perplejidad y anonadamiento para una fracasada acción gubernamental que condujo a una de los índices más altos del mundo de contagio en la primera ola. Inhabilitados de salir a ganarse la vida, la población chilena se siente amenazada por todos los frentes: la integridad física, la cesantía de un millón y medio de trabajadores y la falta de servicios básicos, incluyendo internet que pasa a ser esencial. Un florecimiento de emociones mezcla al miedo con la ira estallidista, mientras el libro nota que la precariedad hace surgir una emoción en particular, quizás la menos reconocida bajo la razón neoliberal: la vergüenza, por no poder solventar una familia o no tener casa propia para refugiarse. Dos otros aspectos se destacan: la administración biopolítica sobre la vida económica y social de la población ahora incluye una sobre su propia muerte, una “necropolítica” o “mala muerte”, que retrotrae a épocas de desastres naturales y desapariciones forzadas, despidiendo a muertos sin cuerpo. Se suma la ineludible mediatización de las emociones, también codependiente de la pandemia, una nueva “tele-vida” que transmite “imágenes distópicas” como “vector material de transmisión de afectos”.
El título del libro refiere la primera ola, una fase que se acota al duro otoño e invierno del 2020. Algunas proyecciones pudieron profundizarse o aventurarse, a pesar de la innegable incertidumbre de una pandemia que crea un eterno tiempo presente (u otra eterna transición). Tanto el estallido como la pandemia, el libro dice, sin duda dañaron la fantasía neoliberal, la cual niega a Chile una realidad latinoamericana. Algunos autores proyectan como esperanza que una vez controlado el virus se retomaría la movilización para que el modelo neoliberal fuera finalmente sepultado, citando el plebiscito constitucional de octubre del 2020. A pesar de su apabullante resultado, la falla sistémica del electoralismo como acto soberano a cuenta gotas, incluyendo la reciente elección presidencial de diciembre 2021 (que, junto a la emoción de la esperanza, de hecho, hizo al miedo un eje central de las campañas finales), Chile sigue con uno de los más bajos números de participación política del continente. Uno de los autores espera que la convención constitucional sea algo bueno “no solamente para la vida democrática del país, sino también para la salud mental de todas y todos”. Otros atisban una sospecha, puesto que la pandemia produce “un sufrimiento emocional” por detener o no cristalizar la revolución octubrista, aunque el virus no habría eliminado el afán masivo de revocar el modelo neoliberal. Se avizoran “nuevas oleadas de miedo social y parálisis política” y mayor “sometimiento” pues la represión estatal continúa. Se proyecta entonces un sentimiento básico de desconfianza, generalizado desde antes del estallido y que se agudiza en pandemia, ante el neoliberalismo, la élite y la gubernamentalidad binominal. El libro, en suma, es un buen archivo sobre las emociones del estallido y pandemia y “las preguntas existenciales que como sociedad y como personas, quizás, habíamos evadido hace largo tiempo”.
Descarga gratuita del libro: www.trianguloeditorial.org