Paola Andrade-Cantero, Encerrar y Vigilar o Vigilar y Castigar…

Presentación Antología Poética "Encerrar y Vigilar. Escrituras bajo Amenaza". Alberto Moreno y Samuel Ibarra (Eds.)

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¿Cómo referirme a un libro que habla de pandemia desde una plataforma zoom, cuyo quehacer aspira al control perfecto de nuestra necesidad de hablar del encierro?

Desde ya sabemos que somos observados, clasificados y archivados en nubes no tan imaginarias. Así es que sonriamos a la cámara global. Sospecho que el lenguaje del arte exigirá ajustes del algoritmo para esta presentación, aunque ya existe tecnología capaz de escribir poesía, así como vamos, en breve los premios nobel modificarán sus requisitos para acoger a ciborgs y humanos híbridos.

Me pregunto cómo se lo tomaría Marx al hablar del materialismo, la expresión de la materia condicionando o esclavizando de plano al o a la sujeto. El proletariado, todos y todas, trabajamos con la tecnología material y las “ideas” son el reflejo de la realidad concreta. Luego, en este momento aciago, la historia nos ofrece la certeza palmaria de un condicionamiento que transforma la realidad histórica.

Pero, la historia está en las pequeñas luchas y esta convocatoria de artistas se constituye en la reunión de los/las guerreros/as de siempre.

La portada de la antología Encerrar y vigilar/Escrituras bajo amenaza, da cuenta de un estrecho espacio que da lugar a un cuerpo sometido y deviene una especie de síndrome de Diógenes a los que nos ha obligado la tecnología. Nuestra existencia se ha transformado en barroca en contenidos, barroca de pulsiones.

Asimismo, el panóptico tiene hoy una extensión en nosotros mismos, en la autodenuncia en las redes sociales. La religión perdió la categoría de máximo autocontrol, las confesiones se realizan en Facebook.

¿Quién es y dónde se encuentra este demiurgo que proclama el fundamentalismo tecnológico, la uberización y la globalización, una vez más del imperio mundial?

La hiperrealidad y los nuevos relacionamientos humanos construyen un nuevo ser, la nueva subjetividad es: “me conecto luego existo”. Desde esa línea, el poeta Pablo Fantes escribe: “me matas desde tu casa te mato desde mi pieza nos matamos felizmente a balazo limpio sin rencores compartiendo juntos riendo cada cual ante su pantalla.

Al mismo tiempo, el poeta Youzi Xuesong enuncia un poema a modo de epitafio en redes sociales y de súbito muere de Covid 19 en febrero del 2020. En esta parte no quiero dejar de expresar mi más sentido homenaje a las víctimas del virus, en especial a los/las poetas, escritores y artistas en general.

Escribir sobre la pandemia en Chile es más que un intento epistémico sobre una enfermedad, más que la descripción del padecimiento coronavírico, hay en la antología una intranquilidad por la pasión del cuerpo social, una zozobra contenida y situada.

En La metáfora de las enfermedades, cuando Susan Sontag se adentra en el análisis de la tuberculosis y el cáncer, observa que el vocabulario usual para referir estas enfermedades es propio de las guerras: “las células cancerígenas invaden”, “colonizan”, “las defensas del organismo”, etc. Hay en el discurso de la enfermedad una simbólica y versada confrontación. De la misma forma, en la antología Encerrar y vigilar/Escrituras bajo amenaza, la emergencia del coronavirus se constituye en la metáfora de un Estado-nación agónico. De allí que hay textos que impugnan a este enemigo, retorcido y virulento: “A Chile le debo una cuenta Google, tres redes sociales, [el reconocimiento de voz el reconocimiento facial A Chile le debo el pecado de ser indígena el clasismo.” agrega Luis Cañio. “Mi patria no es más que este cuerpo de asco Ovario poliquístico, cáncer de senos,” agrega Mónica Montero. “Mi mudez se llama Chile” concluye Roxana Miranda.

El aún desconocido coronavirus, como toda enfermedad genera cavilaciones sobre el cuerpo biológico propio, pero, más afectado se expresa este con la experiencia del cautiverio y es allí donde cabe lo dicho en el introito:   el pesimismo estético que denuncia la barbarie, no podría pensarse, sin más, como un estado de ánimo —siempre individual y personal—, sino como un modo singular de hacer frente al horror compartido (…) una forma poética que, a fin de cuentas, no es otra “cosa” que una forma específica de resistir”

Resistir es la premisa y en ello cabe la mirada del entorno en tanto medio ambiente amenazado, el paraíso depredado de Mapurbe o como relata Marina Arrate: Había que saludar a los dueños del agua y el aire a los vendedores de miedos a los comarcas del hambre y la soledad a los coleccionistas de tragedias a los dominantes de la memoria y el olvido”. O una modulación simbiótica virus-patriarcado: Todo quien no sea un hombre heterosexual, poderoso y validado, es un virus” dice Jorge Díaz.

El humor amargo y la intertextualidad la aporta Egor Mardones con el testimonio de este otro Juan Luis Martínez que relata sus cuitas eufemísticas de “arte podera”: finalmente todo suma, todo sirve, todo se agradece así no sean tres tristes condones guachos en esta desdeñosa Caja de alimentos para Chile que tanto se tardó en hacer llegar este gobierno de mierda.”

Pedro lastra invoca a la Musa Cibernética de Carlos German Belli de cuya poesía Vargas llosa ha dicho que es caustica, es decir, “que quema y destruye tejidos”. La Musa Cibernética corresponde a la segunda etapa del Belli clásico, donde son usuales las formas del Siglo de Oro, la tecnología, la desdicha, el avasallamiento y la vida alienada como temas. ¿Suena conocido?

En el poema de Lastra hay una vocación temerosa ante el sino mítico: “que el hada cibernética entonces invocada nos libere por fin de ese destino, que para los antiguos bien pudo ser el nombre de la fatalidad.” Agrega.

El texto: “El sueño de los días” bien pudo escribirlo Lastra con Jorge Manríquez susurrándole: Y esto pudimos aprender de una vez: la memoria ni odia ni ama. En su ir y venir todo lo ve, los placeres fugaces y los días crueles, las tierras arrasadas.” Manríquez por su parte: “Recuerde el alma dormida,/avive el seso y despierte/contemplando/cómo se pasa la vida,/cómo se viene la muerte tan callando;/cuán presto se va el placer;/cómo después de acordado/da dolor;/cómo a nuestro parecer/cualquier tiempo pasado/fue mejor.”

En una perfecta concatenación de ideas, el poema titulado “Es un río que ha perdido su luz” de Jesús Sepúlveda, evoca el mismo poema de Manríquez que ya es patrimonio de la humanidad:  “Nuestras vidas son los ríos/que van a dar en la mar,/que es el morir:/allí van los señoríos,/derechos a se acabar/y consumir;/allí los ríos caudales,/allí los otros medianos/y más chicos”

En Chile estábamos en crisis antes del covid, padecíamos una enfermedad crónica, pero, combatiamos por restituir la salud del territorio, es así como, Angélica González observa: “Los pedazos de tu carne han sido tirados a la fosa oculta, Tu sangre es el territorio violado, Eres la huella de una nación destruida”

Alberto Cecereu modula iracundo: “la patria fantasma la nación de cartón los mitómanos pabellones públicos.”

Patricia Ardiles articula pandemia y crítica social: “Vuela y sobrevuela la gran rapiña, Ahí yace en medio del viento, malgastada Sin más propósito que engullirse hasta tu último aliento Es la rapiña sobre el lomo del obrero, el campesino y la costurera, es la rapiña sobre el lomo”

Rodolfo de los Reyes, articula frases de fin de mundo y Rodrigo Verdugo de futuro: “Y desde un palomar alguien ve a una pareja y detrás de ellos: un país que renace, un otoño que dejará de ser la sonrisa de una mujer muerta.”

Por su parte, a Soledad Fariña no le interesa preguntar qué es poesía, sino: ¿Qué es un virus? pregunto al ver la hermosa flor roja —o rosada— que se despliega ante mi ojo? Más adelante: ¿Se atreverá, piensan, a desafiar a la muerte palpando con los dedos —los labios, los ojos— los pétalos suaves de esta flor que elegimos hace ya tanto tiempo?

Me parece que hay tres poemas que nos entregan mucho material de análisis por su genialidad. En el primero, EN EL SUR CRECE LA QUILA. ¡DEMONIOS! DE MORO MAXWELL, hallamos un estado de frágil orfandad que nos afecta a todos y todas: “He tenido tiempo de pensar, fíjense, y de pasar hambre”. Agrega.

El segundo poema, Aldo Alcota lo titula DR.EAM (las siglas de un software de empresas): hay en este un flujo descontrolado donde comparten espacio el contexto histórico, géneros varios, visualidad, imaginario nacional como condorito, hambre y música como si fuera de “Horizon Carre” u horizonte cuadrado de un territorio que bien podría ser zoomlandia.

El tercero texto a destacar es UN DOS TRES MOMIA ES de Verónica Zondek, quien ensaya una especie de voz de la conciencia sátira, estéril y afectada a la vez a partir del uso de aliteraciones, polisíndeton y enumeraciones: “el tapaboca, el taparrabo, el encapuchado y el recuerdo de los ojos perdidos” y, El caudal caótico que desagua y nos dispone a la vida. La vida que a la muerte fértil nos entrega y confía”. Culmina Zondek

Las y los autores de esta antología eligen el arte como ejercicio de la contraconducta planteada por Foucault, “contra las técnicas de vigilancia, la física del poder y el dominio sobre el cuerpo (…)” esa misma que hoy ya no procura “recurrir, al menos en principio, al exceso, a la fuerza, a la violencia” vulgar, no, no, se trata de una violencia inteligente que muta.

La variedad en las voces de esta antología, dan cuenta de una heterogeneidad propia de la historia literaria que nos precede, lo que en principio hace inabarcable un análisis estético justo, en esta breve reseña, no obstante, esa misma diversidad es el mensaje, tomando la famosa frase de Marshall McLuhan, “el medio es el mensaje,” que parece más vigente que nunca.

Escribir poesía, hacer arte hoy en pandemia, implica constituir nuevos/as sujetos, construir perspectivas otras, generar la relación auténtica, consecuente, sin alienación, construirla desde el mismo estómago del poder hegemónico, desde zoom y sin miedo. Y aunque hay algo de impuro, mefítico y doliente en los artistas, la fortaleza y sanidad emergen desde el enunciado poético.

Martin Heidegger, indicaba que existimos en una realidad inauténtica en estado de interpretados/as al permitir que otros decidan por nosotros/as. Mas, como poetas, como artistas no daremos el libre y manso paso a los poderes fácticos, el día que eso suceda seremos anulados de la matrix.  

Heidegger afirma que: “en la realidad autentica el hombre se resuelve, elige adueñarse genuinamente de las posibilidades que se le abren.” Una epidemia global es el germen de la manifestación artística y la expresión de que el covid 19 no ha matado a millones, ha matado a una persona y vuelve a matarla muchas veces. De eso y más da cuenta esta antología.

 Vamos encaminados, iniciando sesión. “Y eso no es todo…”  afirma, Carmen Berenguer.

Gracias


Sobre la Escritora:

Poeta. Docente UMCE (Ex pedagógico) Magíster en Literatura Latinoamericana. En el ámbito de la investigación literaria indaga en poéticas sureñas, poesía mapuche y escritura de mujeres. Ha publicado libros de poesía, crónica, cuentos y crítica cultural.


Referencia y Descarga Antología:

Alberto Moreno y Samuel Ibarra (Eds.) (2020). Encerrar y Vigilar. Escrituras bajo Amenaza. Santiago: Lakúma Pusáki y Marciano Ediciones.


Imagen de Portada:

Acción Colectiva, Dignidad ahora y siempre. Foto Performance, Concepción, 27 de abril, 2020.